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Aplicativo valoración de daños personales por accidente de tráfico.

El nuevo Baremo mejora el sistema indemnizatorio de los daños y perjuicios padecidos en un accidente de tráfico para situar a la víctima en una posición lo más parecida posible a la que tendría de no haberse producido el accidente. Para ello, se identifican nuevos perjudicados y nuevos conceptos resarcitorios que no están recogidos en el Baremo anterior. Se sistematizan y dotan de sustantividad propia las indemnizaciones por daño patrimonial (daño emergente y lucro cesante) que el Baremo anterior preveía de un modo insuficiente y se pone al día, mediante el aumento de las indemnizaciones, destacando en particular las que corresponden a los casos de fallecimiento y de grandes lesionados. El nuevo sistema mantiene la división en tres grandes tipos de daños: la muerte, las lesiones permanentes o secuelas y las lesiones temporales, partiendo de una diferenciación entre daños patrimoniales y extrapatrimoniales (morales), atendiendo además a las características individuales del perjudicado. De esta forma se valoran los perjuicio personales básicos, los particulares y los patrimoniales.

En el ámbito de los perjuicios morales o extrapatrimoniales, la mayor novedad se encuentra en la reestructuración del perjuicio personal básico en las indemnizaciones por causa de muerte y de su relación con los perjuicios particulares, que ahora se amplían. Así, a diferencia del sistema anterior, que configuraba a los perjudicados en grupos excluyentes, el nuevo baremo configura los perjudicados en cinco categorías autónomas y considera que sufren siempre un perjuicio resarcible y de la misma cuantía con independencia de que concurran o no con otras categorías de perjudicados. Además, la condición de perjudicado tabular se completa con la noción de perjudicado funcional o por analogía, que incluye a aquellas personas que de hecho y de forma continuada, ejercen las funciones que por incumplimiento o inexistencia no ejerce la persona perteneciente a una categoría concreta o que asumen su posición. El alcance de la condición de perjudicado tabular se restringe al establecerse que puede dejar de serlo cuando concurran circunstancias que indiquen la desafección familiar o la inexistencia de toda relación personal o afectiva que “supongan la inexistencia del perjuicio a resarcir”.

Los factores correctores desaparecen y se trasladan al ámbito de los perjuicios particulares y al daño patrimonial. Estos perjuicios particulares de tipo moral y patrimonial ven incrementados los conceptos resarcibles.

Otra novedad del nuevo sistema es el llamado “perjuicio patrimonial”, que es uno de los aspectos que más ha variado con respecto al sistema de 1995 y uno de los que más relevancia tiene a la hora de valorar la indemnización del perjudicado. El nuevo Baremo clasifica y regula los gastos a resarcir y racionaliza el cálculo del lucro cesante, introduciendo un modelo actuarial basado en dos variables: el multiplicando, identificado con los ingresos netos de la víctima y el multiplicador, basado en factores actuariales como la esperanza de vida, la duración del perjuicio, la tasa de interés y la deducción de las pensiones públicas.

Es de especial mención, el reconocimiento del nuevo Baremo del daño patrimonial asociado a los trabajos domésticos no remunerados (tareas del hogar) en los que se tasa un valor económico así como en lesiones permanentes el lucro cesante de menores de 30 años pendientes de acceder al mercado laboral y que por las secuelas producidas nunca podrán acceder al mercado laboral o quedarán limitados para el trabajo.

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